Asalto al patrimonio natural 
Uno de los grandes problemas actuales es la relación hombre-naturaleza, o el 
problema ambiental, que requiere soluciones imaginativas para el crecimiento 
orgánico 
 
Irving R. Díaz H. 
La apertura y construcción del proyecto de carretera de asfalto que separaría los parques nacionales Volcán y PILA, entre Boquete y Cerro Punta, y que eufemísticamente ha sido llamado “camino ecológico”, se ha ordenado adoptando la alternativa de “urgencia notoria”, como si la población de Cerro Punta se encontrara completamente aislada por alguna razón catastrófica del resto de la economía del país y sin ninguna otra salida posible. 
La decisión de construir una carretera asfaltada dentro de estos parques es contraria a la conservación y al desarrollo sostenible, ya que hay otras rutas propuestas para conectar Cerro Punta y Boquete, con la ventaja adicional de cruzar y beneficiar a varias poblaciones existentes, tal como la ruta Palmira, Cuesta Piedra, Volcán. Su construcción es contraria a los principios de no degradación, herramienta mínima, plan de manejo, manejo de las influencias humanas, restricción selectiva, límite aceptable de cambio y otros siete principios más que deben aplicarse a la administración de los parques 
nacionales. 
De construirse esta carretera se establecería un precedente funesto: no habría límites en la proliferación de la aplicación de una filosofía desarrollista no sostenible y antropocéntrica al resto del sistema de áreas silvestres. Esta sería la principal repercusión adversa de este proyecto, de llevarse a cabo. 
Consecuentemente, se aumentaría la pérdida o deterioro de importantes valores intrínsecos de la naturaleza, tales como su evolución natural, su funcionamiento, estructura e integridad y de valores instrumentales: científicos, recreativos, educativos, vivenciales y espirituales, los cuales disminuirían su potencial debido a la destrucción del hábitat natural y su fraccionamiento debido al proyecto carretero. 
Otros importantes valores en juego son los valores hidrológicos: protección de proyectos de riego, hidroeléctricos, acueductos por sedimentación de las tomas de agua; valores biológicos tales como el control biológico de plagas en la agricultura, así como la función de polinización para la producción hortícola; valores recreativos y ecoturísticos; valores de opción, cuasi-opción y de existencia que podrían ser útiles para lograr transferencia de fondos internacionales, podrían perderse por disminución de la confianza de los inversionistas, turistas, científicos, universidades, agencias conservacionistas internacionales. 
El carácter de unicidad del área de los bosques nublados, de los ecosistemas presentes, de la fauna única (robledales, quetzales) se pondría en riesgo de perderse, al fragmentarse el área silvestre por la influencia humana, ahora y en el futuro. 
Este proyecto de carretera asfaltada no resiste ni el más elemental análisis del criterio de necesidad. La carretera no es necesaria para el manejo sostenible de los parques Volcán y PILA. No rehabilita y menos aun restaura la naturaleza, sino que contribuye a la destrucción de su integridad ahora y en el futuro, y hace más difícil y costoso el control de las influencias humanas y, por lo tanto, su manejo crece en complejidad con la aparición de nuevos conflictos. 
Además, es ridículo que el desarrollo turístico de base hotelera se utilice para justificar la destrucción del “producto” que se desea vender: nuestro patrimonio natural, único, irrepetible e irremplazable. Es la tendencia que parece imponerse también en otros parques: un asalto a la naturaleza. 
Algunas personas sustentan la construcción del camino asfaltado entre Cerro Punta y Boquete con el modelo de los Alpes europeos, con muchos caminos, en donde las áreas silvestres se han perdido. Lo único que se mantiene en Europa son los cotos de caza de antiguos reyes y señores feudales. En cambio, en nuestro país mantenemos naturaleza casi intacta, que los europeos están ávidos de conocer. Destruirla para parecernos a los Alpes europeos me recuerda el proyecto de cultura hawaiana que a alguien se le ocurrió alguna vez que debía 
establecerse en nuestro país para desarrollar el turismo nacional. 
Tal parece que nuestra autoestima, el sentido de nuestra propia identidad nacional, el conocimiento de nuestra realidad histórica y nuestra perspectiva del desarrollo sostenible se encuentran en un bajo nivel, y lo más grave, con el aparente apoyo de las instituciones que se deben a la conservación del ambiente natural. 
Nuestra juventud debe tomar nota de que este proyecto de carretera no es un ejemplo aceptable que permite mejorar su bienestar con perspectiva de futuro y que parte de la solución es exigir una sólida conciencia y educación ambiental. 
Los parques nacionales son también laboratorios naturales, silos genéticos de reserva, sitios que ayudan a mejorar la salud, fuente de recreación al aire libre y de apreciación de paisajes naturales y respeto a la vida. 
Uno de los tres grandes problemas de la actualidad es la relación 
hombre-naturaleza, o el problema ambiental, que requiere soluciones imaginativas para el crecimiento orgánico. Los otros son: el militarismo que significa un costo astronómico para la humanidad en búsqueda de la paz, y la pobreza como secuela de la corrupción planetaria. Estos dos últimos no escapan al problema ambiental. Por lo tanto, nuestros esfuerzos deben orientarse a resolverlos. 
 
El autor es ciudadano independiente 
La Prensa, Sección Opinión, 18 de abril de 2003