3 Oct 2003
En los últimos meses se han suscitado una serie de acontecimientos
que ponen de manifiesto el descontento de los ambientalistas ante la propuesta
de construir una carretera que una a Cerro Punta y Boquete. El punto de
discordia es que atraviesa el Parque Nacional Cerro Punta, un área de reserva,
medida acordada mediante el Decreto de Gabinete 123 del 4 de diciembre del
2002.
Para conocer cuáles serían los posibles daños que
tendría el Parque, de hacerse este proyecto como lo ha planteado la propuesta
de gobierno, el periódico La Universidad entrevistó en exclusiva al profesor e
investigador, de la Universidad de Panamá, Ariel Rodríguez, del Centro de
Estudios de Recursos Bióticos (CEREB); quien señala que el problema principal
es que el proyecto de carretera atraviesa un tramo muy crítico del Parque
Nacional Volcán Barú.
Además, Rodríguez indica que se está perdiendo de vista la
razón fundamental por la cual, en 1976, fue creado el Parque, cuyo objetivo
primordial es proteger los recursos hídricos, la flora y fauna, así como la de
proporcionar protección a Boquete y Cerro Punta.
Del mismo modo nos dice, que los ecosistemas que existen
allí tienen 450 años de recuperación, pues para esa fecha fue la última
erupción del Volcán Barú, y por lo tanto, al afectar este Parque estamos
afectando especies que han tardado cientos de años en conformarse.
Por otra parte, para el investigador los daños no deben
medirse a corto plazo, para él lo más peligroso es lo que se avecina. Entre las
consecuencias que se pueden dar están: pérdida del habitat, el efecto barrera
(constituye una forma de impedir el desplazamiento de la gran variedad de
animales, propios de la región, que allí habitan) Esta carretera, dice
Rodríguez, es un elemento que pone en peligro la existencia tanto de la fauna
como de la flora de esta región.
También expresó el ambientalista, que otro mal que se
produce es el denominado “efecto borde”, parecido al fenómeno “barrera”, cuya
diferencia radica en que especies como los quetzales no toleran el ruido y las
vibraciones, pues su ambiente natural son los lugares tranquilos y pacíficos, y
al construirse esta carretera se verán obligados a desplazarse hacia otros
lugares.
Aclara que actualmente los límites del Parque no están
intactos, porque se ha ido perdiendo masa boscosa, a pesar de que esto no se
debió permitir, y si esto sucede sin la carretera, cómo será cuando se
construya una. Por lo general a las personas se les ocurre llevarse animales y
plantas, con una carretera crece la tentación, se facilita esta acción y el
daño es mayor, recalcó.
Otro de los perjuicios directos del proyecto es que la
zona del Volcán Barú perderá diversidad biológica, no sólo de grupos de
animales y vegetales, sino aquella riqueza genética, así mismo en este lugar
existen seis tipos de bosques nubosos que tienen una variedad de ecosistemas y
paisajes excepcionales, que son parte del Corredor Biológico Mesoamericano,
imprescindible para la conservación.
El afluente del río Caldera es una fuente de agua con la
calidad de una potabilizadora natural y también se encuentra en peligro,
explica Rodríguez que si el parque ofrece ese atributo, no se necesita invertir
millones de dólares para tener agua cristalina.
Economía
“La producción de la región de Cerro Punta no es para
Boquete, ni siquiera para David, es decir que no la recibe la provincia de
Chiriquí, sino que se distribuye en la capital de nuestro país, entonces no hay
diferencia entre si la carretera pasa por una parte u otra, porque no
proporciona ningún beneficio”, expresó el experto.
Recalcó Rodríguez, “según ellos, como es una carretera
ecológica no se va a permitir el transporte de carga, así que la gente no va a
poder sacar sus productos por allí, entonces, no se entiende cómo esta
carretera va ayudar en la producción”.
Recomendación
De acuerdo a su experiencia Rodríguez sugiere que la única
manera es hacer un túnel, la otra más costosa es la de hacer la carretera por
la zona sur del Volcán Barú que va de Alto Boquete, Palmira, Santa Rita,
Paraíso, Volcán, pues es un área donde la carretera debió estar construida hace
muchas décadas, comentó.
“Carretera por carretera, no es desarrollo, mucho menos
cuando implica destrucción...”, subrayó y al mismo tiempo, recuerda que nuestro
país ha firmado acuerdos internacionales de conservación y por lo tanto acepta
las condiciones que ello implica.
Un sendero no es un carretera
René Vladimir Parnther/ Periodico La Universidad 2003
Pese a las enérgicas protestas provenientes de distintos
sectores de la sociedad, muchas personas todavía piensan que se debe construir
el llamado “Sendero Ecológico” en la región de Boquete-Cerro Punta, cuando
todos sabemos que no tiene nada de ecológico destruir fuentes vitales de agua,
y poner en peligro muchas especies de plantas y animales únicas en el mundo.
Se pretende atenuar la magnitud del problema bautizando el
nombre de la carretera como “Sendero” o “Camino Ecológico”, cuando todos
conocemos la marcada diferencia que existe entre sendero y carretera, y sabemos
muy bien que para ésta última se requieren toneladas de cemento que pondrían
fin a una significativa parte de nuestro patrimonio natural en esta región.
Es vergonzoso que nuestros gobernantes no tengan la
capacidad de advertir lo que se avecina si seguimos destruyendo nuestras selvas
y bosques. Nos escandalizamos con los desastres ambientales provocados por
nosotros mismos; organizamos foros, debates y conferencias magistrales para dar
solución a este problema, nos gastamos miles de dólares combatiendo incendios
forestales y repoblando bosques; pero por otro lado, seguimos aumentando la
cantidad de hectáreas verdes destruidas cada año. En lo que va del 2003 unas de
50 mil, ya no existen, cifra que sobrepasa la de años anteriores.
Resulta injusto para los panameños y turistas, que no
querramos comprender sus necesidades y tendencias. Los visitantes que se
acercan a nuestro país, lo hacen buscando nuevos destinos limpios y bien
planificados, lejos de los problemas ambientales.
A los turistas les interesa muy poco explorar nuestras
“selvas de cemento” que en nada se pueden comparar a las de ciudades como Hong
Kong, Tel-Aviv ó Nueva York. La Actividad tu rística en Panamá reclama los
destinos que ningún otro país posee, únicos en biodiversidad y riquezas
naturales.
El mundo quiere un Panamá limpio
y verde y los turistas son quienes dan fe de ello cuando de todas partes del
planeta han viajado a nuestro país a recorrer lo que según ellos “se acabará
muy pronto”, si no se toman las medidas necesarias. El aumento del turismo en
el sendero “Los Quetzales” no sólo pone de manifiesto el deseo de conservar
esta región; sino tam- bién, la necesidad de desarrollar un producto turístico
de alta calidad, rentable para la economía y sobre todo limpio, sin necesidad
destruir nuestros bosques.