Sobre proyecto hidroeléctrico Bonyic y
la problemática de los Naso en Bocas
Mar 3, 2004
Amigas y amigos,
Se que pretendo abusar de su paciencia pero
agradecería se tomen un tiempo para leer el presente escrito basado en una
de nuestras giras al territorio Naso en Bocas y el
latente peligro que enfrentan con este proyecto de genración
energética a través de una hidroeléctrica.
La soledad de un pueblo que se extingue.?
“En las cercanías de Bugaba, inmediatos a la
aldea de Bugabita, viven todavía unos tres o cuatro
indios de la nación Changuina. En la Caldera y en el
potrero de Vargas viven unos seis indios de la nación Chumulu.
En Gualaca murió en 1882 el último indio de la nación
Dorasque propia”. Así relataba en la introducción de
su vocabulario Castellano-Dorasque, el antropólogo
francés A. L. Pinart, la triste situación a la cual
habían quedado reducidos varios de los grupos indígenas que en la época aún
existían en territorio panameño y que hoy día ya desaparecieron. No bastan las
palabras para expresar cuan triste me resulta releer estos primeros párrafos de
la crónica de Pinart, a sabiendas de la realidad en
la que se encuentran hoy todavía la mayor parte de los indígenas de esta
singular tierra llamada Panamá. Y resulta triste a juzgar por los hechos, ya
que existe una relación casi simétrica entre pobreza y etnia. Basta con
superponer un mapa de la pobreza sobre un mapa de ubicación geográfica de los
grupos indígenas y a simple vista podremos observar cuan simétrica puede ser
esta relación.
Con la pobreza como compañera batallan hoy día los indígenas del país,
sufriendo los efectos de procesos que en muchos casos no comprenden, pero que
no dejan de hacerse presente en su cotidiano vivir. Uno de estos grupos en
particular es un claro ejemplo de la situación sobre la cual queremos llamar la
atención. Se trata de los denominados NASO, anteriormente conocidos
como los Teribe. Allá en el curso alto y medio del
río Teribe, tierra prístina de exuberante belleza,
hábitat importante de innumerables especies de aves, fauna mayor y menor,
refugio de especies en peligro de extinción y escenario donde cobra vida
aquella idílica imagen de lo que consideramos debe ser un bosque tropical. En
medio de este increíble tesoro natural que también forma parte de las reservas
que protegen el “Parque Internacional La Amistad”, es donde viven y coexisten
con su medio los NASO, pueblo aguerrido, que desde tiempos de la colonia se
levantó en contra de la presencia española, defendiendo su tierra y su cultura.
Hoy día este pueblo, uno de los menos conocidos en Panamá, vive momentos
urgentes que recuerdan luchas de otro tiempo y que los exponen a un peligro que
si bien ya han enfrentado con anterioridad, hoy puede significar quizás la más
grande amenaza que hayan conocido: la amenaza de la desaparición.
Atrapados en la encrucijada que plantea el permanecer fieles a sus
creencias que datan de siglos y las constantes presiones de una sociedad occidentalizada de la cual dependen cada vez más, el pueblo
Naso se encuentra librando sus luchas en la más
absoluta de las soledades. Con poca protección legal sobre las tierras que han
ocupado por generaciones, la creación de una Comarca ha sido durante años la
causa de este pueblo, conociendo que es el único mecanismo legal que les
permitiría proteger lo poco que queda de lo que alguna vez fue el territorio de
la nación Naso. Sin esta legislación el pueblo Naso tendrá muy pocas herramientas para hacer frente a las
constantes invasiones de la que son objeto, no solo por parte de la población
latina, sino de la población Ngobe, que con el
devenir de los años se ha convertido en nómada y colonizadora. Pero tampoco
tendrán los Naso capacidad para prevenir los efectos
del desarrollo y para negociar mejores condiciones de vida cuando estos
proyectos atenten contra su modo de vida y contra la fuente que sustenta dicho
modo de vida, es decir la tierra misma, con toda la riqueza que posee.
Y es esta justamente la nueva amenaza que enfrentan los Naso cuando un proyecto hidroeléctrico de carácter
internacional se ha empezado a ejecutar en medio de la confusión y del poco
conocimiento de la población local del mismo. Con el apoyo financiero del
Consorcio Empresas Públicas de Medellín, inversionistas locales de Bocas del
Toro, adelantan las obras de este proyecto, sin que aún exista un consenso
entre la población sobre si quieren o no que el mismo se ejecute en sus
tierras. Aún en el caso de que algunas personas conozcan del citado proyecto,
la información es difusa y controversial, destacándose la firma de documentos
de poca claridad y cuya validez legal es del todo cuestionable, ya que dichos
documentos no fueron consultados con el pueblo Naso
según lo dictaminan las normas y costumbre de su cultura.
El proyecto incluye también un tramo carretero de aproximadamente 16.3
kilómetros, con una deforestación estimada de 5 metros de ancho y cuya mayor
parte se encuentra en las inmediaciones del Bosque Protector de Palo Seco.
Igualmente propone la creación de un embalse de aproximadamente 18 hectáreas en
el río Bonyic, importante proveedor de agua en la
región. Cuenta además con fundamento legal en un Estudio de Impacto Ambiental
(EIA) realizado por la empresa Planeta Panamá y aprobado por ANAM en 1998,
periodo en el cual dichos estudios no contaban con las regulaciones con que
cuentan hoy día. Sin embargo, debido a que las rutas de los caminos de
acceso establecidas en los planos originales han sido cambiadas (el promotor se
ahorraría la construcción de un puente con estos cambios), el proyecto se ve
obligado realizar un nuevo EIA. Esto, ha abierto las puertas para un nuevo
proceso en el cual los Naso, hoy día más concientes
de la problemática, hayan exigido a la empresa colombiana una mayor
participación ciudadana en el marco del nuevo EIA.
En una reciente gira realizada por el suscrito a la región se pudo
constatar el asombroso nivel de desconocimiento que existe entre la población Naso sobre este proyecto, así como la reacción negativa
frente al mismo de un número significativo de las personas consultadas. Del
mismo modo se pudo constatar que ya las máquinas están trabajando en el área
ante el desconcierto de los lugareños, muchos de ellos sin comprender las
consecuencias de un proyecto de tanta envergadura. Si a todo lo anterior
agregamos que la presión demográfica en el área se encuentra en el curso bajo
del Río Teribe tiene una marcada tendencia hacia su
curso medio y alto, resulta muy probable que una carretera facilite la
repetición en el territorio Naso de episodios de
colonización como los ocurridos en Bayano y Darién en
los últimos 20 años, todo esto sin que los Naso
tengan conciencia clara del panorama que les puede esperar de concretarse el
mencionado proyecto. Ya en el país existen ejemplos de lo negativo que han sido
los proyectos hidroeléctricos para las poblaciones locales. Gualaca,
el distrito que más energía hidroeléctrica produce en el país, es también uno
de los más pobres y con menor nivel de desarrollo, muchas de sus comunidades no
tienen electricidad. En el área de Bayano, distrito de Chepo,
son innumerables los testimonios de promesas incumplidas, indemnizaciones que
nunca se pagaron y de las cuales ningún gobierno asumió responsabilidad,
cientos de hectáreas de tierras fértiles perdidas bajo el agua, familias
desplazadas y obligadas a reubicarse luego de generaciones de vivir en el mismo
sitio y una carretera que se ha convertido en el cáncer que hoy día amenaza
seriamente la Reserva de la Biosfera del Darién. La
lista señores es interminable.
Como muchos planteamos en la lucha contra el “camino ecológico”, no
estamos en contra del desarrollo, pero cuando este desarrollo amenaza la vida
de las personas, la riqueza natural de una región de incalculable valor y la
cultura de un pueblo entero, definitivamente no podemos sino rechazar
contundentemente este tipo de iniciativas. A las autoridades de ANAM me gustaría preguntar cuán válido puede ser un EIA realizado
hace 5 años, siendo que las condiciones han cambiado y que las regulaciones
también lo han hecho, de manera que si lo juzgáramos hoy con el rigor de la ley
actual, el mismo sería rechazado, como lo fue el del “camino ecológico”. A las
autoridades de política indigenista del Ministerio de Gobierno y Justicia, cuál
es la justificación esgrimida para negarle el status de Comarca al pueblo Naso, cuya presencia en esa región (documentada por
abundante evidencia histórica) data de hace siglos. Al Ejecutivo cabría
preguntarle cuál es la visión de país que subyace tras el aval a proyectos que
no contemplan a la población local en su planeamiento y ejecución y que ponen
en peligro la herencia cultural y la memoria histórica del país.
Por experiencias previas con proyectos hidroeléctricos mal llevados a
cabo sentimos que hay sobradas razones para cuestionar seriamente el “Proyecto
Hidroeléctrico Bonyic”, ya que el mismo no parece ser
diferente a los anteriores. Por otro lado y aún más preocupante, de llevarse a
cabo en las condiciones en las cuales está planteado, este proyecto bien
puede significar el principio del fin para la cultura Naso
y con ella una parte importante de la riqueza que hace a este país.
A pesar de las características de
este proyecto, la población Naso está tomando
conciencia del problema. Actualmente desean aprovechar la oportunidad que les
brinda el nuevo EIA para exigir que se realicen consultas lo más amplias
posibles, de manera que su participación en el proceso esté garantizada. El
nuevo proceso que se avecina en este proyecto es producto también de la
constante lucha del pueblo Naso por hacer valer sus
derechos. Igualmente, es vital para el pueblo Naso
dado que en el mismo se definirá buena parte del futuro de su población. Ahora
más que nunca cobra importancia el hecho de fortalecer alianzas que nos
permitan crear conciencia pública entre el pueblo Naso
y de esta manera garantizar que tomen una decisión adecuada a sus necesidades,
que no a las necesidades del capital extranjero.
Por esta razón llamamos la atención a las autoridades y a la sociedad
civil en su conjunto para que no abandonemos a su suerte al pueblo Naso en este momento. Ellos son gente de bien, trabajadora,
amante de la naturaleza, pero sobre todo, parte integral de la herencia
cultural de la cual todo panameño conciente debe sentirse orgulloso. Es
necesario unir esfuerzos para que más organizaciones se unan en apoyo a estos
compañeros indígenas, ya que hasta hoy, son sólo muy pocas las organizaciones
que los apoyan. Y es que la soledad del pueblo Naso
es la soledad de un pueblo que se extingue, es la llama orgullosa que resiste
apagarse y que en estos momentos de apremio, añora por quien avive su fuego
para flamear por muchos años más. Si los dejamos en su soledad, sería más
triste aún que nuestras generaciones futuras lean relatos como el de Pinart, que hagan historia sobre la muerte del último Naso, cuando estuvo en nuestras manos hacer mucho por
evitarlo.
Saludos a todos,
Rubén Orlando González
Alianza para la Conservación y Desarrollo
E-mail: jygflowers@hotmail.com